Pilar Pesquero, antigua alumna

Emotiva carta de María del Pilar Pesquero Barro: Un sueño cumplido

Cuando se es pequeño se tienen muchos sueños. Un día estás viendo una de tus series favoritas cuando eres adolescente y piensas, ojalá en otra vida hubiera estado en una universidad americana y viviendo en el campus con mis amigos. Pero se queda ahí, en un imposible. Hasta que un día te paras y piensas, ¿y por qué no? Y empiezas a moverte y a prepararte para cumplir el sueño que creías inalcanzable. Pero por muchas ganas que hubiera tenido, sin vosotros no hubiera sido posible.

De pronto estoy subida en un avión de camino a Nebraska. ¿Nebraska? Esa es la reacción de todo el mundo al oír el nombre. Lo que nunca pude llegar a imaginar cuando busqué en Internet información sobre este estado, es en la importancia que tendría para mí a partir de ese momento.

Estudiar allí me ha dado la posibilidad de elegir las asignaturas que más me interesaban y el horario que más me convenía. El número reducido de alumnos por clases nos daba la oportunidad de tener trato directo con profesores y desarrollar una muy buena relación. Igual esto se alarga un poco, pero voy a ir contándoos una a una mis clases.

Introducción a la justicia criminal con James Perry, uno de los mejores docentes que he tenido el placer de tener. Sus clases eran puro ejemplo de lo que se ve en las películas. Aunque teníamos libro, no nos hacía falta con lo bien que explicaba las cosas en clase. Hicimos varias presentaciones y una de ellas fue sobre asesinos en serie. Tuvimos que elegir a uno y presentarlo a la clase. Pero él lo hizo más entretenido, porque se trajo una toga que vistió uno de nuestros compañeros, haciendo su papel de juez, y al resto de la clase nos dividió en tres grupos para ser los jurados. Tras cada presentación, los jurados deliberábamos y escribíamos en un papel la sentencia que pensábamos que era la correcta y se lo pasábamos al juez que terminaba dictando sentencia. Con ese profesor también fuimos de visita a dos centros penitenciarios de la ciudad. Y fue bastante interesante ver cómo era la vida allí y escuchar lo que tenían que decir algunos presos.

Comunicación Intercultural, con la adorable Rachel Pakora. El departamento de comunicación se juntaba a comer todos los viernes a la misma hora a puerta abierta para que pudiéramos unirnos y siempre traían algún postre casero. Todavía recuerdo el pastel de chocolate de Karla, buenísimo. Con este departamento también hicimos un picnic en un parque cerca de la universidad para celebrar el cumpleaños de Karla. El peso de esta asignatura residía en un voluntariado. Yo lo hice en un colegio con niños de 12 años. Iba con algunos de mis amigos algunas tardes para pasar tiempo con ellos y hacer actividades. Luego los trabajos de clase y presentaciones iban sobre nuestra experiencia y desarrollo de la comunicación intercultural en nuestro voluntariado.

Sociología de la Familia, con David Iaquinta. Con esta clase aprendí mucho también, pero era sobre todo sentarse y escuchar, aunque hicimos algunas actividades interesantes.

Pérdida, Muerte y Duelo, con la increíble Lisa Borchardt. Esta clase fue dura, siempre la terminaba con una sensación agridulce, pero me ayudo muchísimo a conocerme más y a gestionar mis emociones de una manera más saludable. Aquí tuvimos que hacer un inventario de pérdidas y me sirvió para dejar salir cosas que no había compartido con nadie. Lisa es un alma pura, y hacía muy fácil que fueras tú misma. El final de esta asignatura fue ir de visita a un tanatorio, pero el sitio no era como al que estamos acostumbrados aquí. Era una casa acogedora, decorada de manera preciosa y que no parecía que era para eso. Yo que he estado en varios tanatorios, cuando vi ese lo primero que me vino a la cabeza fue: “Joder, dan ganas de morirse”.

Cuidado de Emergencia, con Mark Stutz. Siempre quise aprender primeros auxilios porque creo que es algo que todos deberíamos saber. En esta clase hubo muchos ejercicios y prácticas y al aprobar los exámenes, recibí la certificación por la American Red Cross.

Sexualidad Humana, con la encantadora Pat Pettit. Está clase estaba súper bien organizada y aprendimos mucho con los trabajos de investigación y debates. Abordó muchos temas importantes y siempre hacía las clases entretenidas.

Violencia Familiar, segunda clase que cogí con Lisa Borchardt. Lisa es del programa de trabajo social, y es una profesora increíble. Puedo decir sin equivocarme, que lo más importante de este campo en los tres años que llevo de carrera, lo he aprendido en esta clase con ella. Siempre nos preparaba bien, y nos hacía partícipes de todo. La clase más dura de todas fue cuando nos enseñó a distinguir si los moratones y quemaduras en niños eran accidentales o intencionados. Tuvimos que ver imágenes horribles pero que nos ayudarán en nuestra profesión. Lisa además fue mi consejera académica y una motivadora nata. Hubiera sido increíble haber temido más tiempo para aprender de ella.

Psicología de la Comunidad, con Mpikelelo Maseko, un profesor de intercambio de Zimbabwe. Esta clase me parecía un poco aburrida porque era sobre todo sentarse y escuchar y el proyecto grande de la asignatura era un poco complicado, sobre todo para mí porque no era mi país. Pero como he dicho antes, la relación era tan buena con los profesores que recibí consejos y guía durante todo el desarrollo del trabajo.

Y la última clase, Mindfulness y Stress, con la dulce Karla, una de las mejores personas que he conocido en mi vida. En su clase meditábamos, hacíamos yoga, hablábamos entre nosotros y compartíamos experiencias. Era el momento de la semana en la que todos nos relajábamos. Karla es capaz de alejar tus miedos y preocupaciones y mejorar tu día con solo unas palabras. También hicimos un retiro de silencio que duró 6 horas. Me llevo muchas cosas de sus clases y lecciones.

Mi nota media en los dos semestres fue la más alta (GPA 4.0) por lo que entré en la lista de Honores de la Universidad. Y aunque me pasara horas y horas entre libros y en la biblioteca, no todo fue estudiar. Estuve ayudando al Departamento de Lenguas Modernas de la Universidad, dando conversaciones de español a estudiantes. Tenía conversaciones individuales o conversación grupal abierta para quién quisiera unirse, una hora por semana. Conocí a mucha gente así y me ayudó también a relacionarme con diferentes personas en situaciones distintas. Aunque pueda parecer fácil hablar tu propio idioma, no lo es cuando lo tienes que hacer con gente que no sabe mucho. Tienes que saber adaptarte al nivel de cada persona y saber sacar temas de conversación que enganchen a cada uno de ellos. Estoy contenta porque al final del curso recibí felicitaciones por mi trabajo. También estuve 1 semana, en las vacaciones de primavera, trabajando en Correos de la Universidad. Y me lo pasé muy bien porque estuve con mi amiga y nuestra jefa era increíble.

Cada semana la universidad tenía algo preparado, eventos, celebraciones, actividades… Además, el grupo de internacionales organizaba algo cada fin de semana. Podría pasarme horas contando todas las cosas divertidas e interesantes que hice mientras estuve allí. En vacaciones aproveché para viajar con mis amigos y visité Nueva York, Las Vegas, Los Ángeles y San Francisco. Fue increíble visitar lugares que tantas veces he visto en películas y series.

Otra ventaja de haber ido a estudiar allí es que conocí a personas de distintos países y culturas a los que hoy llamo amigos. India, Japón, Reino Unido, Turquía, Francia, Irlanda, República Democrática del Congo, Zimbabwe, Países Bajos, Vietnam, México, Ecuador, Tayikistán, El Salvador…. Entre todos formamos una pequeña familia.

Me siento diferente, esta experiencia me ha cambiado. Me ha hecho abrirme más al mundo, ser más atrevida e independiente. Me ha motivado más a luchar por lo que quiero y me ha servido para crecer como persona y mejorar mi forma de relacionarme con los demás.

Es imposible expresar lo importante que han sido para mí los 9 meses que he estado allí y no hay palabras de agradecimiento suficientes para vosotros que lo habéis hecho posible. Nunca he sido tan feliz como lo fui allí, y es algo que no olvidaré jamás. Gracias, gracias y gracias de corazón.

Y no voy a mentir, no todo fue de color de rosa. Tuve ansiedad y estrés como nunca, eché de menos a mi familia y tuve días malos. Pero nada de eso le hace sombra a todo lo bueno. Para cualquiera que esté interesado en hacerlo, deja de pensar y hazlo. Nunca vas a vivir nada igual, pero prepárate porque una parte de tu corazón no volverá contigo a casa, vas a tener a tus amigos repartidos por el mundo, y no va a ser fácil volver a encontrarte, porque ya no eres la misma persona que se fue.

Gracias otra vez, por permitirme vivir la aventura de mi vida.

Pilar Pesquero

Pilar Pesquero, antigua alumna