Durante la última década del siglo XIX, la Armada tuvo que enfrentarse a tristes y duros acontecimientos. A raíz de ello y por distintas situaciones históricas se llegó a una situación dramática.
Esta situación tuvo como consecuencia un elevado número de viudas y huérfanos, y empezaron a surgir los primeros movimientos de asociaciones para poder paliar en alguna medida esta situación.
En aquella época, el Teniente de Navío D. Jose Jaudenes y Clavijo estaba destinado en el Departamento de Ferrol, y fue él quien se erigió en portavoz del asunto de las viudas y huérfanos, poniendo la dedicación y entusiasmo que se requería en aquél momento. Ahora nosotros somos herederos de ese entusiasmo y dedicación que siempre acompañará a la camaradería y buen compañerismo que caracteriza a los miembros de la Armada.
Después de un proceso de circulares, escritos e informes y el demostrado apoyo del Ministro de Marina D. Diego de Arias Miranda, S.M. el Rey D. Alfonso XIII y el Presidente del Consejo de Ministros, D. Jose Canalejas, se culminó en el Real Decreto número 155, publicado en el 16 de julio de 1910, por el que se creaba la “Asociación –Colegio Nuestra Señora del Carmen”. “Se hace precisa -decía esta disposición- la adopción de medidas que pongan a los huérfanos en condiciones de labrarse un honrado porvenir, y nada para ello tan adecuado como la creación de un establecimiento docente donde encuentren asilo y protección, debidos al propio esfuerzo de los suyos y a la acción del Estado, que debe hacer llegar por igual sus beneficios a todos los defensores de la Patria.»
LA ASOCIACIÓN
Con el transcurso de los años esta entidad pasaba a denominarse «Asociación Benéfica para Huérfanos de los Cuerpos Patentados de la Armada», considerándose el colegio como centro educativo dependiente de ella. En el más reciente Estatuto de esta Asociación, publicado en 1966, se fijaba como finalidad «atender a la educación, instrucción y mantenimiento de los huérfanos de asociados y supremamente ayudarles a crearse un porvenir». Se establecía también la obligatoriedad de asociación como derivada de un deber de compañerismo.
En marzo de 1913 firmaba S.M. el Rey un nuevo Real Decreto que disponía la creación de un colegio similar «en el casco del guardacostas Numancia debidamente preparado al efecto», con la finalidad de «prestar amparo y atender a la educación e instrucción de los huérfanos de ambos sexos que dejen a su fallecimiento los individuos pertenecientes a los Cuerpos Subalternos de la Armada».
LA INSTITUCIÓN
Años más tarde este organismo, que nunca llegó a instalarse a flote, pasaba a denominarse «Institución Benéfica para Huérfanos del Cuerpo de Suboficiales de la Armada» y construía, frente al «Colegio Nª Sª del Carmen», el «Colegio Nª Sª del Rosario». En los Estatutos de la Institución se establecía la obligatoriedad de asociación para los Suboficiales y el personal militar permanente, basada en el compañerismo y solidaridad, y se daba entrada, como asociados voluntarios, a los funcionarios civiles al servicio de la Armada.
HACIA LA UNIFICACIÓN
En 1976, la Asociación y la Institución daban el primer paso importante hacia la unificación al acordar la fusión de sus respectivos colegios en un centro docente único «tanto por causa de la evolución sociológica española como por las ventajas de toda índole que reportará para un mayor rendimiento de la enseñanza y una mejor labor educativa».
Puede decirse, en resumen, que la Asociación y la Institución, creadas con idéntica finalidad pero diferentes ámbitos de actuación, han contribuido durante algo más de un siglo, a la apertura de un horizonte esperanzador para muchos centenares de huérfanos de compañeros, con el generoso apoyo de sus respectivos asociados y con la eficaz gestión de cuantos prestaron servicio en los órganos gestores de ambas entidades.
Puede afirmarse igualmente que, tras la fusión de sus colegios, la Asociación y la Institución podían considerarse “maduras“ para afrontar el proceso de unificación que el sentido común y los tiempos demandaban.
CREACIÓN DEL PAHUAR
En noviembre de 1999 el AJEMA crea un órgano de trabajo al que encomienda redactar un proyecto de Real Decreto para la creación del PAHUAR y otro de Orden Ministerial para desarrollar su Reglamento. En marzo de 2001, finalizados estos trabajos, se remiten al Ministerio de Defensa para su aprobación. En octubre de este mismo año se aprueba el Real Decreto de creación del PAHUAR y la orden que aprueba el reglamento.
Nace así el PAHUAR como heredero de la Asociación y la Institución, haciéndose cargo de sus respectivos patrimonios y responsabilidades. La nueva entidad queda bajo la dependencia orgánica del ALPER, encomendándose su alta dirección a un Consejo Rector en el que han de tener representación los asociados. Su administración corresponde a una Junta de Gobierno dependiente de dicho Consejo.
LOS COLEGIOS
Los Colegios de la Asociación y la Institución quedan definitivamente fundidos en un solo centro educativo denominado «Colegio de Huérfanos de la Armada Nª Sª del Carmen» (CHA). Es importante señalar que el CHA es un centro que no produce cargas ni beneficios al PAHUAR. Ello es así porque, en la actualidad, tan sólo el 2% de su alumnado está constituido por huérfanos; el 98% restante está integrado por alumnos no huérfanos que están obligados a satisfacer los gastos de escolaridad, alimentación y contribuyendo así al sostenimiento del centro.
Los artículos del 41 al 46 del Capítulo VI del Reglamento del PAHUAR, describen las normas para el Colegio de Huérfanos de la Armada, y el Apartado 4 de las Normas para Beneficiarios, describe las Normas, Requisitos y Condicionantes de los beneficiarios del PAHUAR en relación con el Colegio CHA.
Cualquier consulta sobre el Colegio CHA puede consultarse en su página web: www.colegiocha.com
UNA LLAMADA AL COMPAÑERISMO
Resulta evidente que la actividad benéfica del PAHUAR no sería posible sin el espíritu de compañerismo y la generosidad de sus asociados. El recién creado Patronato ha adoptado como logotipo un «rosco salvavidas», elemento esencialmente marinero que todos sabríamos utilizar al oír la voz de «¡Hombre al agua!». ¿Quién se negaría a arrojarlo por la borda al ver un compañero en apuros? ¿Quién – teniendo hijos o no – pondría reparos al descuento en nómina del 1% del sueldo base sabiendo que con ese pequeño sacrificio puede ofrecer un futuro esperanzador a los huérfanos de sus compañeros?
Que nuestra Patrona la Virgen del Carmen avive en el corazón de cuantos vestimos el uniforme de la Armada la noble llama del compañerismo y colme de bendiciones a cuantos respondan con generosidad a esta llamada.